El carrusel de los sentimientos, en un cuadro

Un carrusel de los sentimientos que sube y baja: la alegría, la ira, el entusiasmo, la tristeza…

Los colores fríos en el fondo representan la diversidad.

Las líneas negras de las curvas tematizan el movimiento.

Los puntos y el humo del tren se evaporan y desaparecen como todo lo que es caduco.

En el centro hay una cabeza con un cabello largo y rubio que simboliza el interior de la persona: pensamientos, deseos, recuerdos.

El tren en movimiento es como la fantasía que viene y se va.

Debajo existe todo un mundo interior. No se le ve la cara; el azul es un color profundo que simboliza la parte espiritual de la persona.

Los vagones encima de la cabeza recuerdan a las luces en la oscuridad, tal como se celebra santa Lucía en los países nórdicos.

La noria recuerda a un sol que radia luz y calor, también en movimiento.

Muchos globos se van volando hacia el cielo, rodeados de las nubes y simbolizan la libertad de los pensamientos y sentimientos, infinitos en expansión.

El cuadro de la derecha en colores cálidos como el amarillo, el naranja y el rosa, que dan paz y tranquilidad y contrasta con el cuadro de la izquierda de colores fríos y de líneas verticales.

Al pintar este cuadro borré unos círculos que había debajo y que ya no se ven.

Es como la impronta de los recuerdos que deja huella en la memoria pero se puede trabajar para hacer un cambio.

Lo importante es moverse, como este tren, para hacer algo en la vida y mejorar.

Así es MAP: siempre hay un antes y un después, como los dos cuadros: el primero es un sube y baja de las emociones.

Cuando descubres quién eres por dentro, es posible hacer un cambio.

El resultado es armonía, renovación, libertad.

Teresa Cánovas.

Deja un comentario